2019. Concurso de 60 viviendas. Bilvao, Vizcaya

ATERKIA

“Durante siglos vivió mi raza en silencio histórico, en las profundidades de la vida, hablando su lengua milenaria, su eusquera; vivió en sus montañas de robles, hayas, olmos, fresnos y nogales, tapizadas de helecho, argoma y brezo, oyendo bramar al océano que contra ellas rompe, y viendo sonreír al sol tras de la lluvia terca y lenta, entre jirones de nubes. Las montañas verdes y el encrespado Cantábrico son los que nos han hecho.” Miguel de Unamuno, Enero de 1904.

 

Contra el “efecto muralla”  

Ofrecer a la ciudad espacio urbano adicional, en una ciudad densa y compacta como Bilbao, es obligación proyectual del arquitecto e indicador de buenas prácticas de la administración. Nuestro edificio se levanta para asomarse a la Ría del Nervión, auténtico eje natural y estructural de la ciudad desde su fundación. Al levantarse, el edificio se vuelve transparente al peatón y desaparece el “efecto muralla” desde la calle Morgan y más allá. Y al levantarse ofrecemos una nueva plaza infantil, al abrigo de los días lluviosos de Bilbao, en el extremo este, junto al futuro equipamiento social, mientras el parque lineal que proviene del oeste se adentra bajo el edificio. Por esto, nuestro proyecto es arquitectura urbana; es un edificio que comprende el lugar y además lo enriquece. Queremos aportar transparencia y espacio público a la futura renovación urbana de Zorrotzaurre, un proyecto original de Zaha Hadid que hace de la transparencia norte-sur del nuevo tejido urbano su argumento principal.

La Ría  

El edificio siempre mira a la ría; todos y cada uno de sus espacios, sean públicos o domésticos, contemplan la ría y la ciudad que se extiende a sus dos márgenes. Su fachada a la ría es un espacio abierto y amplio de terrazas asomándose al profundo valle de agua que fluye y cruza la ciudad de Bilbao, hasta el mar. El mecanismo de protección a la lluvia y al sol son las propias terrazas que, complementadas con la protección textil para el sol de poniente, construyen una piel viva y tersa, como un paraguas que nos protege del sol que sonríe tras una lluvia lenta…            

Su fachada norte recoge las circulaciones de acceso y los espacios de servicio de las viviendas. Es una fachada fluida y casi continua que resuelve la intimidad doméstica con la profundidad de los corredores y los umbrales de muro curvo en el acceso

Tres en uno  

Tres edificios en uno. Para evitar el “efecto muralla” el edificio se fragmenta en tres partes conectadas que crecen en altura hacia el norte. La parte más baja, de una planta, contiene los apartamentos (10 ud), y se levanta del suelo para conectar la calle Morgan con el futuro equipamiento colindante y el paseo junto a la ría. La parte intermedia, de dos plantas, es un volumen horizontal sobre la que asoman sin impedimento los inmuebles de la calle Morgan, y contiene viviendas de dos dormitorios (24 ud). La parte más alta, en forma de hito de seis plantas, remata la parcela al norte con viviendas de dos dormitorios (24 ud). En total, se proponen 58 viviendas. Cada parte tiene su acceso o zaguán. Y cada comunicación vertical es un espacio que divisa el paisaje, y dirige las perspectivas hacia el centro de la ciudad.

Alojamiento pasante y flexible  

El alojamiento dotacional planteado es pasante y flexible. Pasante. La ventilación natural de los alojamientos se fundamenta en la doble orientación de sus espacios. Estos espacios se orientan siguiendo los vientos dominantes del valle para potenciar el Efecto Venturi. Esta es la mejor estrategia pasiva para mejorar sustancialmente el confort en días calurosos. Flexible. La vivienda se compone de dos espacios. Uno común a todos y otro flexible que puede ser siempre distinto y adaptable al perfil del usuario. Los apartamentos es un solo espacio flexible.

Economía eco-constructiva  

La construcción del edificio es modular y sencilla. Un proyecto modular donde se repiten los elementos y las geometrías es garantía de coherencia y economía en el proceso constructivo. Una carpintería, un tabique, una puerta, una cocina, un suelo, un baño… un tipo de alojamiento. Pocos elementos iguales para construir el conjunto.                

Se consigue la calificación energética A recurriendo a elementos pasivos como una estudiada y eficiente envolvente conformada por carpinterías de baja transmitancia térmica protegidas por voladizos profundos y toldos que controlan la protección solar.                

Y para completar la eco-eficiencia del edificio, que se suma al perfecto funcionamiento pasivo, se propone elementos activos como el sistema de ACS y climatización mediante energía aerotermia, en sustitución del panel solar, que según la Directiva Europea 2008/0016 declara la aerotermia (calor extraído del aire exterior), como energía renovable.