Nuevo cementerio municipal de El Campello, Alicante. 2021

Verde y blanco. La inmortalidad del alma.

Un Cementerio es un lugar donde debe producirse el sentimiento de paz y tranquilidad, y se represente la idea de la muerte y la inmortalidad del alma. Así lo describe Celestino Barallat, autor del insólito libro Principios de Botánica Funeraria, donde describe cuales son los dos elementos con que se debe construir un cementerio: La blanca arquitectura y el verde de los vegetales. El proyecto que se presenta se construye así, con el blanco marmóreo de los muros y el fondo de verdor oscuro de los grandes espectáculos naturales.

Topografía e hidrografía. Regeneración paisajística. Llanura y ladera.

El proyecto de Campo Santo es una regeneración paisajística de la llanura aluvial del Barranc del Font y la ladera ascendente de la sierra de la Ballestera. Así, el proyecto se estructura en dos grandes zonas, correspondientes a las dos zonas orográficas. La llanura al oeste es un gran bosque de pinos, denso y frondoso, que protegerá y aislará del ruido de la carretera y el impacto visual de la gran extensión de invernaderos sobra la que mira la parcela. Al este, sobre la ladera de la montaña descansa el cementerio propiamente dicho, como una ciudad que se eleva hasta el límite con el cielo. Se aprovecha la orografía de la ladera para construir un lugar espiritual ligado a la naturaleza y al paisaje.

Cabe señalar la importancia de la hidrografía en la implantación de las construcciones funerarias en el paisaje. Una brecha a modo de vaguada discurre de este a oeste por la parcela, por cuya cuenca discurrirá el agua por escorrentía en días de copiosa lluvia. Por ello todas las construcciones funerarias se sitúan fuera de este ámbito para dejar discurrir el agua de forma natural.

Arquitectura funeraria

La arquitectura del Campo Santo mediterráneo se asemeja a una estructura urbana, de calles y edificios distribuidos de forma compacta a diferencia de otras culturas donde la sepultura en vertical no existe. La Necrópolis proyectada conviene en estas formas densas, y pretende utilizar el menor suelo urbanizado posible para liberar parte de la parcela de edificaciones y dejar lugar al bosque de encinas. Las arquitecturas funerarias se agrupan en la ladera de la montaña alineándose al perfil de la ladera, siguiendo sus curvas, sin hacer grandes movimientos de tierras.

Vista del monolito. Hito arquitectónico identificable desde la carretera y centro de la zona para esparcir cenizas.

Más de diez mil nichos forman el conjunto funerario, formando bloques lineales a una cara dando la espalda al paisaje de invernaderos. Los bloques asientan sobre el perfil de la topografía formando largas y esbeltas líneas en el paisaje, respetando la montaña y adaptándose a su ladera. Las lápidas miran al interior de la sierra de la Ballestera alejando el acto íntimo de la sepultura de vistas mundanas, oculto tras la arquitectura blanca y lisa. De esta forma las hileras de nichos que discurren en paralelo a la pendiente forman efectos de largas perspectivas, sin fondo, al objeto de no achicar en apariencia distancia alguna.